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Pablo Zamora es uno de los emprendedores e inversionistas más importantes de Chile y un científico pionero. Cree que el país tiene demasiadas urgencias como para estar preocupándose por nimiedades y con ese espíritu dirige la Fundación Chile.

“Disruptivo” y “pionero” son dos de los adjetivos que más se utilizan al hablar de Pablo Zamora, el científico y presidente de la Fundación Chile (FCh), que dentro de poco cumplirá un año al frente de la institución.

Zamora dice que la importancia de la fundación, una entidad público-privada de más de 45 años de historia cuyo propósito es impulsar la innovación y el desarrollo sostenible del país, a veces pasa un poco desapercibida.

FCh ha estado detrás del desarrollo de la industria del salmón chileno, la producción de arándanos para exportación, la industria cárnica, el cultivo de ostras y ahora trabaja en el desarrollo de la industria de la corvina para el norte del país y también en el desarrollo de la industria del hidrógeno verde.

La FCh, según sus cifras, ha generado más de US$ 5.000 millones en valor social directo a través de las empresas y sectores que ha desarrollado por más de cuatro décadas.

Y estar al frente de la fundación es un trabajo que le viene como anillo al dedo.

Porque Zamora afirma que solo quiere invertir su tiempo en proyectos que tengan un impacto social y que resuelvan problemas colectivos.

Conversamos con Zamora, quien es inversionista de más de 15 empresas, dentro de unos túneles bajo la sede de la FCh en Santa María de Manquehue que ahora sirven como depósito de mobiliario en desuso.

-Has dicho que para ti no tienen valor o tienen poco valor las empresas que ofrecen soluciones a problemas “pueriles” ¿Por qué?

“Como país, territorio y continente tenemos tantas urgencias que preocuparnos de optimizar algo pequeño, que no le trae un beneficio a la mayoría no es el mejor uso eficiente de la energía. No creo que ayudar a solucionar un problema que no tiene impacto real en la sociedad sea algo que merece la atención. Si yo fuera el Estado de Chile, financiaría justamente iniciativas que tengan como consecuencia la transformación de nuestra sociedad y la mejora colectiva. Entonces, me molesta que haya emprendedores que ocupen su talento, su energía, a resolverles problemas a aquellos que los generan”.

Luego lanza un reto a los emprendedores para que reflexionen sobre adónde quieren destinar su energía creativa.

“Tenemos una industria que hace daño al medio ambiente y yo quiero optimizar la eficiencia de uso de los recursos naturales explotados para aumentar la eficiencia de transformación de ese proceso, y eso es un problema que deberíamos estar repensando en la industria, no preocupándonos de cómo aumentamos la eficiencia de un proceso particular que genera externalidades negativas. Entonces ahí va mi reflexión. ¿Donde tú depositas tu capacidad intelectual y de hacer transformaciones? ¿Estás dispuesto a servirle a alguien que hoy es responsable de las grandes problemáticas que tenemos o estás repensando el modelo?”

Zamora es más conocido mediáticamente por ser el cofundador y científico detrás NotCo, la foodtech que elabora alimentos con base en plantas y que en unos cinco años pasó de ser un pequeño emprendimiento a un unicornio valuado en más de US$ 1.000 millones. Fue una empresa creada para combatir un problema de sostenibilidad: el animal farming.

Otro ejemplo de trabajo en búsqueda de soluciones sostenibles a problemas humanos es lo que Zamora denomina el “Santo Grial de la agricultura moderna”, y que hizo con otros científicos en 2018 estando en la Universidad de California en Davis: el hallazgo de plantas de maíz que se autofertilizan, eliminando la necesidad de usar fertilizantes nitrogenados en los cultivos de uno de los alimentos básicos más importantes del planeta.

“Hicimos un estudio de tratar de entender si las plantas, los cereales, eran capaces de autofertilizarse. También es un problema súper grande, global, en una industria de cinco billions (de dólares) que tiene que ver con los fertilizantes nitrogenados, de cómo podemos evitar la dependencia de uso de los fertilizantes que terminan incrementando los monocultivos, teniendo un impacto gigantesco en la diversidad biológica del suelo, y percolando a los ríos y matando grandes océanos”, explica.

Investigación que lo llevó al sur de México, donde el maíz fue domesticado hace 10.000 años.

“Encontramos maíz en una comunidad llamada Totontepec Villa de Morelos (Oaxaca)…una planta de maíz… que no depende de los fertilizantes que tú le pones en el suelo y es capaz de desarrollar una relación simbiótica con bacterias en unas raíces en el aire para que tomen nitrógeno que está en el aire, lo convierte al amonio y nutre la planta. Eso es absolutamente revolucionario. Más revolucionario que NotCo”, explica.

Actualmente se investiga a nivel genético cómo utilizar esas características para el cruce con otras especies de plantas.

PROBLEMÁTICA APREMIANTE

-¿Cuáles son los problemas más profundos o más importantes o lo que a ti te urge resolver como presidente de la Fundación?

“La Fundación Chile tiene una vocación de transformación y debemos ser capaces de mitigar problemas del presente. Al mismo tiempo creo fervientemente que esta organización, como pocas en Chile, tiene la capacidad de abordar problemáticas futuras. Entonces para mí la fundación se divide en dos capitulos: presente continuo y futuro. ¿Qué estamos haciendo con el presente? El tema más importante para nosotros y lo más urgente tiene que ver con circularidad de la economía y cambio climático. Tenemos una agenda súper agresiva de poder ayudarle al Estado de Chile a desarrollar mitigación a la baja del recurso hídrico, a la gobernanza del agua en las cuencas…. Existen naturaleza, personas, ciudades, empresas, agricultura, la agricultura familiar campesina, y tenemos que lograr manejar las cuencas en una gobernanza que nos permita armonizar el uso y no beneficiar a uno en desmedro del otro. 

También estamos con una agenda importante en temas de economía circular, cómo ayudamos a empresas a hacer mejor su trabajo, a tener mejores estándares y ahí estamos metidos en temas de circularidad de electrónicos… del plástico y del uso de los nuevos materiales, apoyando investigaciones científicas que de algún modo nos disponibilizan nuevas materialidades para las industrias. Además, estamos trabajando ahí en ayudar a compañías que tengan foco en sostenibilidad a presentar nuevas soluciones que puedan impactar a la sociedad. Ayudando, incubando empresas, invirtiendo en empresas, soluciones, un toolbox distinto a la Fundación que lo traen las startups de los emprendedores y que esos emprendedores crezcan lo suficiente para poder impactar temas de sostenibilidad”.

¿Y cuál es la visión de futuro?

“Chile carece necesariamente de entidades que estén tratando de mitigar efectos de las transformaciones (en las) que el país está incurriendo y eventualmente el mundo está avanzando rápidamente. Estamos hablando temas de transformación digital, de reconversión laboral.

Tenemos una agenda sobre hidrógeno verde. Ahora que Chile tomó una decisión estratégica de meterse en temas de hidrógeno verde con mucha inversión, estamos hablando de casi un US$ 1.000 millones para partir, de cómo tienen que lucir eventualmente nuestras universidades, nuestras mallas curriculares para desarrollar profesionales orientados a las industrias del hidrógeno verde; cómo podemos reconvertir a los proveedores tradicionales de la industria de no renovables, no convencionales, al hidrógeno verde. También, como ayudamos al Estado de Chile eventualmente a decidir inversiones en ingeniería para eventualmente habilitar la industria del hidrógeno. Entonces, decir que vamos a meternos en el hidrógeno verde es una una decisión política, pero para habilitar una industria son decisiones técnicas. Y ahí yo creo que la Fundación puede jugar un rol importante, decir ‘cómo va a lucir esta industria’.

¿Cuál será el rol de las startups de la tecnología en la resolución de los problemas de Chile?

“Son aquellas que están llamadas a desafiar los establecido. Es la mejor forma cómo puedo resumir a las startups. Las startups nacen, son una consecuencia de la inoperancia del sistema. Si el sistema fuera perfecto no deberían existir nuevos actores, pero el sistema es imperfecto. Es ingenuo pensar que quiénes son responsables del problema van a ser responsables de la solución. Porque los problemas se pueden resolver, pero necesitan tecnología, conocimiento y vocación”.

Artículo original / Forbes.cl / Junio 2023